El salón más visitado es el del baño ruso, un banya tradicional construido con quince toneladas de ladrillo y roca. Entre sus paredes de piedra, hay cómodas bancas entre arcos. Un horno aumenta su temperatura durante la noche para que irradie calor durante todo el día. Su antiguo ritual incluye verter agua helada sobre las cabezas para refrescar, mejorar la circulación sanguínea, aumentar el suministro de oxígeno sobre todo el cuerpo y, en suma, aclarar los pensamientos y limpiar totalmente la mente y el cuerpo.